miércoles, 5 de septiembre de 2007

Tercer día


A pesar de que el cielo estaba gris, tomé a Ónix en mis manos y salimos a recorrer de nuevo las calles por mi pueblo... el inicio... como cuesta... a veces me decepciona la condición tan deplorable que me manejo ahora y me hacen añorar los tiempos de la niñez donde no había quién parará a mi hermana y a mi en nuestras bicis de carreras rumbo a Heredia a realizar los cobros de nuestra mami.

O cuando estaba en mi primer año del colegio en el primer taller de baloncesto que me hizo amar ese deporte por muchos años hasta mi tercer año de la universidad, donde por decepción a las argollas deportivas terminé cediendo.

O a las mejengas de fútbol de Las Amazonas... invencibles... luchadoras... que no nos dábamos por vencidas tan fácilmente...

Ahora siento a los trescientos metros que mi corazón no puede más... una respiración agitada... mis músculos adoloridos... el dolor del asiento... las caras que hacen los demás al verme...

Pero sigo adelante con Ónix... mi fiel compañera en este proceso de volver... de vivir... se sentirme mejor físicamente...

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